En el Perú, más de la mitad de la energía se genera con agua. A casi tres años de la COP20 de Lima, cuyo espíritu movilizó el primer acuerdo climático mundial para reducir emisiones, aún el país enfrenta el desafío de diversificar sus fuentes de energía para cerrar la brecha de más de 200 mil personas que hoy viven sin luz y, a la vez, luchar contra el cambio climático.  

Como país de gran biodiversidad, el Perú también es diverso en climas y recursos renovables, suficientes para que existan fuentes alternativas al gas natural y a las grandes hidroeléctricas. Sin embargo, en la actualidad solo el 2% de la energía consumida a nivel nacional se abastece con estas fuentes.

EL SIGNIFICADO DE LA ENERGÍA


En los últimos 25 años, la realidad energética de Perú se ha caracterizado por una mejora significativa en el acceso. Ahora cerca del 7% de los peruanos continúa sin luz en sus hogares. Una situación que, conocida como pobreza energética, es un latente obstáculo para el desarrollo.   

Por tradición, la energía en el Perú proviene de energías renovables convencionales: un 52% de centrales hidroeléctricas y 46% de termoeléctricas, de las cuales la mayoría se abastece de gas natural. Quienes no acceden a estas fuentes, entonces, recurren a leña, carbón y otros combustibles fósiles.

Este escenario se agrava si se prevé que una reducción en el suministro de agua, como resultado del cambio climático, causará el aumento del 25% en los costos de la producción hidráulica y un impacto en la vulnerabilidad de las poblaciones más pobres, así como de la población peruana en general que depende de la energía hidroeléctrica.

Al diversificar las energías renovables del país, se puede solucionar este problema. Por ejemplo, ante la brecha de electrificación rural, que significa un 7% del total de personas sin electricidad, el Gobierno peruano tiene como meta lograr una cobertura de 99% al año 2021, meta que impulsa mediante la instalación progresiva de 150 mil paneles solares.

Para quienes viven en zonas alejadas, donde la luz aún no ha llegado, las energías renovables son una oportunidad de desarrollo y conforman, además, una manera de luchar contra la pobreza sin afectar el futuro de las próximas generaciones.

COMPROMISO MUNDIAL


Además de la brecha de energía en el país, el aumento de la población, que podría incrementarse en poco más de 10 millones de personas en el año 2050, es un problema que tendrá un impacto considerable en el consumo de este servicio.

Para ese mismo año, empero, la energía en el mundo tiene un objetivo claro para frenar el cambio climático que es reemplazando los combustibles fósiles, como carbón, petróleo y gas, por energías renovables. En ese compromiso mundial, asumido con el Acuerdo de París, 195 países deberán gestionar su transición hacia una economía baja en carbono en los próximos 33 años.

El Perú, por ello, está incorporando el enfoque del cambio climático en sus planes de desarrollo para transitar hacia una economía baja en carbono, vale decir, a una economía que desvincule su crecimiento del crecimiento de emisiones de gases de efecto invernadero.

MÁS VERDE, MÁS ENERGÍA


En los últimos años, las tecnologías que utilizan energía renovable en el Perú han permitido avances para mitigar los efectos del cambio climático, y para generar mayor acceso a la electricidad en las zonas rurales.

Así, en la Amazonía rural donde, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 42% de la población no cuenta con energía eléctrica, las plantas han empezado a dar luz. Tras un largo proceso, un grupo de investigadores de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) ha creado la Plantalámpara. Esta idea innovadora, que integra energía limpia y autosostenible, fue llevada en el 2015 a una comunidad nativa de la etnia Shipibo Conibo, donde ya se utiliza este tipo de energía eléctrica en su día a día.

Al sur del país, en el distrito de Moquegua, por su parte, la empresa Green Power del grupo Enel, aspira a liderar la energía con tecnología limpia en el país. A través de la planta de energía solar fotovoltaica más grande del Perú, Rubi podría generar aproximadamente 440 GWh, lo equivalente al consumo anual de cerca de 351 mil hogares peruanos.


Y es que el derecho de todos y todas al acceso a una energía limpia, no es negociable. Como demuestran los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin energía no hay crecimiento y para avanzar en inclusión social, para ser un país mejor y más justo, el Perú debe aprovechar su gran potencial para las tecnologías de energía renovable.

El desarrollo sostenible solo tiene una opción energética y es toda aquella que ofrece una manera verde de conectar a todas esas comunidades que aún no tienen acceso a la electricidad, a la vez que se contribuyen a reducir las emisiones, cuyos efectos se ve cada vez más en las variaciones climáticas.

* Escribe: Sally Jabiel / Fotos: UTEC Perú