Como uno de los países con más bosques y con mayor cantidad de agua dulce en el mundo, el Perú admite una paradoja: 8 millones de peruanos no tienen acceso a agua potable. Y son los más pobres quienes pagan hasta 6 veces más el precio por esta.
Esta contradicción podría agudizarse, aún más, sin bosques: no hay calidad de agua, sin cobertura forestal. Los bosques purifican el agua y esto resulta importante si se tiene en cuenta que la contaminación es una amenaza cada vez mayor para la seguridad hídrica de todos: ya se estima que en el mundo más del 80% de las aguas utilizadas se devuelven a los ríos y mares sin ningún tratamiento previo. Esto genera que, entre otros problemas, cerca de 1800 millones de personas hoy consuman agua contaminada con materia fecal.
No se puede subestimar, entonces, la importancia de los bosques en el ciclo del agua. No por la cantidad de agua que puedan proveer al mundo, ya que los bosques suministran menos del total, pero sí por su capacidad de mantener una elevada calidad de la misma.
Los bosques, así, reducen al mínimo la erosión del suelo, lo cual disminuye los sedimentos en humedales, lagos y ríos, y filtran otros contaminantes. Sucede que una buena cobertura forestal puede lograr que el agua tenga la menor cantidad de sedimentos, es decir, el agua que se drena de los bosques muchas veces es de una gran pureza.
A pesar de la importancia que tiene el agua para nuestra vida, cada año en el mundo se talan más de 13 millones de hectáreas de bosques, lo equivalente a tres veces la destrucción de un país del tamaño de Suiza. En el mediano plazo esto podría incrementar el estrés hídrico en algunos países, como el Perú.
Con más de 69 millones de hectáreas de bosque, el Perú es el segundo país con más bosques amazónicos en el mundo, después de Brasil, y el noveno en extensión de bosques en general.
Sin embargo, también es el cuarto país amazónico con la mayor tasa de deforestación. Según el Ministerio del Ambiente, cada año en el Perú se talan cerca de 120 mil hectáreas de bosques, de las cuales un 90% se debe al avance de la agricultura.
Si la calidad del agua depende en gran medida de los bosques, en nuestra capacidad para reducir la presión sobre la Amazonía está también la capacidad de las próximas generaciones para poder acceder a este recurso.
En el Perú, el acceso al agua potable es desigual y en algunas zonas, una persona puede llegar a consumir 250 litros de agua al día (5 veces más de lo recomendado por la OMS).
El Perú ya ha tenido avances importantes que pueden apreciarse en el Plan Nacional de Acción Ambiental y en la Estrategia Nacional sobre Bosques y Cambio Climático. Pero, mientras aún no se comprenda la importancia de los bosques en el ciclo del agua y, sobre todo, si se mantienen las brechas en el acceso a agua potable en el país, los desafíos serán mayores y el tiempo, cada vez más corto. Se necesita que todo el país sea un aliado estratégico para salvaguardar el suministro de agua de calidad del mundo y el momento de actuar es ahora.
Escribe: Sally Jabiel / Foto: Mónica Suárez (PNUD Perú)