Con su ecléctico estilo de raíces peruanas y letras como crónicas a la realidad, La Mente se ha consolidado entre las bandas más palpitantes de la escena nacional. Desgenerado, como se autocalifica por la falta de un género que encierre el experimento musical que realiza desde 2007 y de sello independiente, este grupo se ha presentado junto a bandas como Steel Pulse, Calle 13 y Smashing Pumpkins.
Conversamos con los dos cerebros de La Mente, Nicolás Duarte y Ricardo Wiesse, sobre esa "manera de hacer canciones de amor" que los caracteriza.
- Con sonidos tan variados, ¿cómo definen su estilo?
Nicolás. La verdad ya no somos sonidos del sistema electropical. Cada vez un disco está más cerca de un género que otro, pero siempre con las mismas raíces.
Ricardo. Y es toda una cuestión de experimentación desde el inicio donde vamos mutando pero manteniendo la esencia.
- ¿Y cuál es esa esencia?
R. Libertad, independencia y, sobretodo, somos una banda ‘desgenerada’. Sucede que cada vez los géneros puristas existen menos y la identidad de nuestra música se va creando en la trayectoria.
N. Y con lo que se va aprendiendo. Lo que crees que ahora te define, mañana cambia. Pero, siempre hay coincidencias. Todos los discos están hechos para disfrutar de la música. Esa sería la esencia.
- El lanzamiento de La Mente fue en la selva, ¿está muy presente ese espíritu en ustedes?
R. En realidad, el sonido del Perú. Hemos recibido enseñanzas de todas las regiones que componen la identidad de la banda. Tenemos desde la música vernacular ayacuchana, del valle del Mantaro, criollismos y de la cumbia de la selva.
N. Pero, rescatamos de la música de la selva, ese ritual que conecta el cuerpo y el espíritu festivo y también la oscuridad en su sonido y letras, un color que encontramos en géneros como el reggae y dub.
- En su música además se percibe cierta protesta...
R. En lo lírico está nuestra realidad. Somos cronistas de nuestra vida y la gente se identifica con eso. Claro que, como las cosas no caminan del todo bien, puede parecer punzante o como dicen “que La Mente siempre está quejándose”, pero es nuestra manera de hacer canciones de amor.
N. Además, no criticamos desde lejos ni sobre el hombro. La gente habla de una o dos canciones pero también hablamos de otros temas. Por ejemplo, el último disco es más de esperanza que de plantear problemas.
- ¿Y cómo será el nuevo disco?
N. Ya está al 40%. Mantiene el mismo formato del anterior pero se viene más personificado.
R. Y en este y el tercer disco están los mismos elementos humanos que es cómo nos presentamos en vivo.
- Con todo esto, ¿sienten que su público ha cambiado?
N. Bueno, se renueva. Cambian las caras. Con lo digital, se accede más fácil a la música nacional y eso genera nuevos públicos. Incluso, ahora tenemos “Las matinés de La Mente” que son conciertos para niños donde no se consume alcohol.
R. Ahora todos están pendientes de formar su propia identidad. Quieren tener una manifestación masiva de música de acá y esto comenzó antes de La Mente. Pero, aún somos huérfanos del estado. No existe una política certera y real en la cual se invierta en cultura. Que el ‘huerfanismo’ haya generado que uno sea un hijo más independiente y se las sepa valer por sí mismo no quiere decir que no necesitemos de él.
(*) Entrevista publicada en abril en Diario16. La fotografía le pertenece a Sally Jabiel.